El sexo.
8 DE ABRIL.
El sexo es un problema
porque parecería que en ese acto hay completa ausencia del «yo». En ese instante
uno es feliz, ya que hay una cesación de la conciencia de sí mismo; y, al desear
más de ello, más de la abnegación del «yo», en la cual hay felicidad completa
sin pasado ni futuro, al exigir esa felicidad completa por medio de la fusión
total, de la integración, es natural que ello se convierta en algo de suma
importancia. ¿No es así? Por ser algo que ofrece un júbilo genuino, un completo
olvido de nosotros mismos, queremos más y más de ello. Ahora bien, ¿por qué
quiero más de ello? Porque en todo lo demás estoy en conflicto, porque en todos
los otros niveles de la existencia hay fortalecimiento del «yo». Económica,
social y religiosamente, hay un constante espesamiento de la conciencia de mí
mismo, el cual implica conflicto. Después de todo, uno es consciente de sí mismo
sólo cuando hay conflicto. La autoconciencia es, en su naturaleza misma, el
resultado del conflicto [...].
De modo que el problema no es, ciertamente, el
sexo, sino cómo estar libre del «yo». Uno ha experimentado, por unos pocos
segundos o por más tiempo, esa condición en la que el «yo» está ausente; y
cuando el «yo» está ahí, hay conflicto, desdicha, lucha. En consecuencia, existe
el constante anhelo por más de ese estado libre del «yo».
KRISHNAMURTI