"De ahí que todos los discípulos están siendo enseñados
esotéricamente en el arte del silencio: el
silencio de palabras, el silencio de deseos y el silencio de
pensamientos; porque solamente cuando la mente está en silencio es
cuando puede haber dentro de la misma un punto donde la verdad se pueda
anclar, de expansionarse al punto de que toda la mente se convierta en
el escenario donde la verdad pueda cumplir su misión, el adecuado
papel que tiene asignada dentro de este planeta de tercer rayo, y de
aquí en adelante, todo cuanto ocurra no es sino la repetición de una
serie de actos incomprendidos que deben oportunamente llegar al límite
de expansión, llegar a una pérdida absoluta de gravitación. Es decir,
que todo cuanto implique movimiento, propósito, humildad y síntesis, que
culmina en la paz, encuentra siempre —porque el hombre es así, está
dentro de su propio caparazón kármico— la pretensión de haber llegado a
un cierto punto de evolución y creerse superior a los demás, y entonces
se crea el complejo mesiánico, y nadie puede ser Mesías excepto Aquel que
viene enviado por el Señor, los demás somos pequeños intérpretes de
la voluntad de Aquel, porque nosotros desdichadamente podemos
equivocarnos, pero el Instructor del
Mundo jamás se puede equivocar, jamás puede fallar en su
propósito.
El hombre limitado
por espacio y tiempo y sus propios condicionamientos está constantemente
creando dentro de sí la mole artificiosa de una verdad que no ha
conquistado, porque se limita a acumular conocimientos acerca de la
verdad, conocimientos acerca del amor, conocimientos acerca de la paz,
conocimientos acerca de Dios, conocimientos acerca de la vida de la
naturaleza, pero en el fondo el conocimiento siempre atrae la atención
del pensador, y si no es correctamente estimulado el morbo interno que
se agita dentro de esta mole de conocimientos, forzosamente todo aquello
se convertirá en una simple doctrina...
Espero que durante el Festival de
Wesak tengamos en cuenta nuestra participación activa en la
vida de la humanidad, y que en nuestra meditación tengamos presente a
todos aquellos de entre nosotros que sufren, de una u otra manera, y que
nos ayudemos, ya que no podemos ayudar a la totalidad del mundo
ayudémonos al menos entre nosotros, participemos de las inquietudes de
nuestros problemas sociales, quizás por nuestra falta de amor y de
aislamiento, y esto lo podemos hacer, y será una obra realmente
angélica, porque todos estamos seguros en el fondo del corazón que
deseamos remediar los males de la humanidad.
Cuando nos referimos al Señor Buda,
nos referimos al más elevado Agente de
Shamballa que existe hoy en el planeta Tierra. La importancia de
este gran Ser estriba principalmente porque fue el primer ser humano que
alcanzó la iluminación. La iluminación,
técnicamente hablando, es la octava
iniciación dentro del planeta; y tiene también importancia por
cuanto toda la prédica de Buda, todo su mensaje, osciló sobre la
liberación del par de opuestos. Entre el bien y el mal, existe algo que
no es ni el bien ni el mal, este bien o mal se puede considerar desde un
ángulo puramente esotérico, o simplemente exotérico, porque implica la
fuerza, la intención y el propósito de reunir todo cuanto esté separado
en la vida de la naturaleza.
Claro que debemos hablar de Wesak,
¿verdad?, porque Wesak es la culminación de
una serie de hechos mágicos que está registrándose en el planeta desde
hace más de dos mil años. Prácticamente hace dos mil cuatrocientos años
que
inició Buda su bendición anual sobre la humanidad, en un acto
supremo de sacrificio, pues todas las personas que de una u otra manera
se hayan puesto en contacto con el estudio esotérico sabrán que
descender desde el plano búdico hasta el plano mental inferior y
establecer contacto con la mente inferior de la humanidad representa un
acto supremo de sacrificio por parte del Señor Buda.
Fue el sacrificio, el voto solemne del Señor Buda al propio Señor del
Mundo, cuando después de dejar el cuerpo físico, habiendo llenado el
mundo —tal y como esotéricamente se dice— con el esplendor de su aura,
se refugió en los planos ocultos, allí desde donde viene anualmente a
transmitir su mensaje de Paz y de Amor, y de enviarnos a través de su
bendición las energías que surgen raudamente de la Osa Mayor a través de
Shamballa,
estando implicado naturalmente el planeta Vulcano, al cual se ha
referido Djwhal Khul.
Bien,
entonces lo interesante sobre la vida de Buda es: ¿por qué hizo el voto
de sacrificio solemne de descender anualmente a la Tierra para dar su
bendición en compañía o en armonía con el Cristo,
que tiene la Séptima Iniciación, trabajando conjuntamente con el Manú y el Mahachohan? Ellos están trabajando para la
nueva humanidad, para predisponer a los hijos de los hombres para
aquella iniciación que convertirá a todos y cada uno de los seres
humanos en entidades divinas, es decir, en ciudadanos del Quinto Reino
de la Naturaleza. Naturalmente, que cuando hablamos del quinto reino
sentimos la presión de algo muy lejano, de algo que está más allá de
nuestras posibilidades, pero realmente no es así, el Reino de los
Cielos está aquí y ahora, es solamente saber descifrar el contenido
del misterio que se oculta en cada uno de los actos que estamos viendo
por doquier, y saber extraer la experiencia necesaria para condensarla
dentro de nuestro espíritu, en fuerza de amor y de servicio a la
humanidad.
Cuando hablamos de Buda podemos
referirnos a tres matices muy pronunciados. El matiz histórico, el que
tiene que ver con la vida de Sidharta
Gautama, príncipe del Nepal, que alcanzó la iniciación en aquel
cuerpo físico, y todas las alegorías y los simbolismos que nacen de este
proceso histórico. Pero a mi entender, interesa más el aspecto místico
en el espíritu, digamos, la cuestión del propio Buda que está
todavía en el aura de la Tierra. Y también, definir en cierta
manera la evolución que tuvo Buda psicológicamente, pues se convirtió
rápidamente, después de la Quinta Iniciación que tuvo en Persia hace
muchos miles de años, hasta llegar el momento aquí en la Tierra,
históricamente, cuando se nos dice simbólicamente que adquirió la
Iluminación.
La Iluminación es el proceso místico
que conduce al Buda, porque Buda igual que Cristo no son personas, son
estados de conciencia. Un ser que se llamó Sidharta Gautama, adquirió
por obra y gracia de su esfuerzo la Iniciación del Iluminado o de Buda,
y Cristo merced a su trabajo de dedicación y amor a la humanidad sintió
dentro de su corazón la fuerza del amor del propio Logos Solar. Así que
cuando refiriéndonos a un Adepto de la Jerarquía, estamos denominándolos
como Señores de Amor y de Sabiduría, hay que tener en cuenta que la
parte de amor corresponde a Cristo y que la parte de
sabiduría corresponde a Buda, son los dos
hermanos más evolucionados de nuestro sistema
planetario.
Por lo
tanto, todo cuanto digamos con referencia a Buda automáticamente surge
la figura gloriosa de Cristo, está sintiendo las energías, y es el
transmisor de las energías de Shamballa que nos envía Buda, las canaliza
a través de la Jerarquía,
en este momento solemne del plenilunio, y después toda la humanidad
recibe su parte. La medida de su propio contenido psicológico, histórico
y místico del hombre, queda impregnado de esta fuerza, y durante un año
está dinamizado. Todo esto son razones esotéricas que ustedes podrán
aceptar como una simple hipótesis mental o un trabajo o un estudio, pero
lo que sí es necesario es comprender que después de
esta venida anual de Buda hay un creciente impulso de la vida espiritual
dentro del corazón de todos y cada uno de los seres humanos. En
esto hay que estar todos de acuerdo.
Pero, cuando hablamos de este contenido de fuerza ígnea que lleva
Buda anualmente durante el plenilunio de Wesak, es porque por
primera vez dentro de la vida mística de la humanidad se establece un
núcleo viviente de energía que tiene que ver con un hilo o corriente de
luz que estableció Cristo desde el Huerto de
Getsemaní, en Belén, hasta llegar al Centro
Místico de Shamballa, más un hilo luminoso que procede de
Mercurio, porque de la misma manera que Mercurio es el Enviado o el
Mensajero de los Dioses, el Buda es el Enviado
o el Mensajero de Shamballa. Él establece contacto con todos
los planetas de fuera y dentro del sistema solar, de ahí la importancia,
porque trae una energía nueva, una energía cualificada, de índole
metafísicamente imposible de descifrar, está más allá del alcance, de la
medida de nuestro entendimiento. Pero el hecho en sí es que nuestra
mente, nuestro corazón, en virtud de la
Bendición de Buda está ahora, en estos
momentos, impregnada de una fuerza que no dispone actualmente la
humanidad, es algo nuevo que debemos utilizar.
Cuando hablábamos de los planos del universo,
quisiera hacer mención al centro místico del sistema solar, en donde
está precisamente como emisario y como conductor de energías el Señor Buda, es justamente el 4º Subplano del Plano
Búdico, es decir, que en un universo septenario, que tiene siete planos,
el cuarto plano, el plano búdico, es el más importante. Como dentro de
la vida de los reinos, los siete reinos de la naturaleza, el más
importante es el reino humano, precisamente por la oportunidad que tiene
de estar situado en el centro de este septenario en sí. Y toda esta
fuerza que estamos acumulando viene no solamente de la Osa Mayor sino también de las Pléyades, y ésta enfocada no solamente en el 1º
Rayo que viene de la Osa Mayor, sino también en el 2º Rayo que procede
de las Pléyades, más una energía nueva que está trabajando desde hace
siglos, y que nosotros consideramos como la del triángulo equilátero de
los grandes Avatares (el Gran Triángulo Mágico), constituido por el Avatar de
Síntesis, por el Espíritu de la
Paz y por el Señor
Buda.
A Buda lo conocemos
históricamente, lo conocemos a través del Festival de Wesak,
pero no lo conocemos singularmente, por cuanto constituye actualmente
desde hace siglos el centro de las energías que provienen de estas dos
esplendentes constelaciones —la Osa Mayor y las
Pléyades— y de los grandes Señores que están
relacionados con aquellas constelaciones que son el Espíritu de la
Paz (2º Rayo) y el Avatar de
Síntesis (1º Rayo). Entonces, Buda en su función de director de las
energías que corresponden al planeta Tierra, del 3º Rayo, está
vinculando a través de Shamballa,
todo el contenido planetario, así que la Bendición de
Buda no será simplemente para la humanidad sino por todos los
reinos de la naturaleza. Así que el proceso es un proceso realmente
avasallador, un proceso determinante, un proceso sintético, un proceso
que está quizá más allá de la medida del
entendimiento.
Pero hay que
captar esta verdad, este Triángulo Mágico, porque el triángulo mágico
constituido... y no hablaremos ya en función de constelaciones, sino en
función de personalidades, la que tiene que ver con el Avatar de
Síntesis, el Espíritu de la
Paz y el Señor Buda, porque quien
recibe las energías procedentes de los planos cósmicos durante el
plenilunio de Wesak es Cristo. Buda lleva la energía
pero quien la distribuye es el Cristo a través del Plan energético de la
Jerarquía, y todos de una u otra manera hemos somos convocados
en el momento exacto del Festival Wesak, porque el Buda
estará allí presente, y presente están Cristo y la Jerarquía, y aquí
estamos nosotros de una u otra manera recibiendo y proyectando esta
energía.
Quizá no sintamos sus
efectos, quizá los efectos emboten algo su entendimiento y la frescura
de nuestro corazón, porque así son las cosas esotéricas. Una energía por
poderosa que sea no te libera automáticamente sin un esfuerzo de tu
parte. Ahora estamos en posesión de grandes energías búdicas
transmitidas a través de Cristo y, sin embargo, aparentemente no
sentimos esta fuerza, quizá de una u otra manera acrecentará el
conflicto interior o el problema de cada cual, pero es solamente el
impacto. Si recibimos el impacto y somos capaces de transmitir, entonces
sentiremos una liberación kármica, porque Buda viene para
liberar el karma, porque el voto solemne hecho al Señor del
Mundo con respecto a la humanidad fue: “No dejaré a los Hijos de los
Hombres hasta que no hayan alcanzado la liberación”. Éste es el voto
supremo del Observador Silencioso, que transmite sus energías a través
de Buda. Buda por su parte hace el voto solemne de estar aquí entre los
Hijos de los Hombres en tanto que no surja otra entidad como Él de 8ª
Iniciación, que tenga acceso a los grandes planos cósmicos, y de los
planos cósmicos pueda llevar energía a la humanidad.
También existe el prurito o el atavismo de hacer
unas meditaciones muy específicas y recortadas para estos días. Yo creo,
siempre en honor de los nuevos tiempos que la mejor de las meditaciones
es la serena
expectación. Voy a aclararles lo que yo entiendo por serena
expectación. Cuando a algo que sucede ustedes le prestan atención,
lo están observando porque es su deber social, no lo olviden, y sacan
consecuencias y las consecuencias no se convierten en recuerdos sino que
pasan; entonces existe una frescura interior, entonces el matiz, la
experiencia de cada hecho puede decirse que queda asimilado dentro de
nosotros, sin pasar por aquello que técnicamente definimos como
meditación.
Siempre que estamos
en estado
de expectación estamos meditando, y si estamos expectantes durante
todo el día y durante toda la noche significará que nuestra conciencia
se ha hecho meditativa, que no tiene lapsos de meditación y de
no-meditación, es decir, lapsos entre el yo que observa y el no-yo que
siempre es la cosa observada, y lo que sucede es lo que siempre
dijo Buda; aconsejó a sus discípulos y a toda la humanidad: “Amadlo todo pero no os apeguéis a nada. Liberaos de los
opuestos. Surgid triunfantes del centro místico de la batalla”; y
además, “que no vence el que se esfuerza sino el que deja de luchar”. El
hombre perfecto es aquel que vence sin luchar.
El mensaje de Buda es siempre que no hay que
hacer resistencia a la vida, que no hay que apegarse a las cosas, que
hay que vivir
serenamente, y que hay que observarlo todo con gran
expectación. Bien mirado, todo es importante para Buda, y si todo es
importante, ¿por qué hacemos divisiones? ¿por qué diferenciamos unos
hechos de otros? Solamente para que ustedes miren el porqué de la
cuestión, del porqué quizá viene Buda cada año. Porque cada vez que
viene Buda una parte grandísima del apego que tiene la humanidad hacia
las cosas queda desintegrado. La marcha de la vida es más rápida, no
existe el karma tan pesado, lo que ocurre siempre es que en la medida
que estamos atentos a la cuestión nuestra, que está constituida por los
actos, por los pensamientos, por el grupo más o menos numeroso de
recuerdos y por todas las aspiraciones y los deseos, y si llegamos a un
estado de conciencia dentro de la cual el recuerdo existe sin atarnos, y
el pensamiento trabaja, es activo, sin condicionar nuestra actitud,
entonces podemos decir que estamos expectantes,
estamos siguiendo el compás de la vida, y que la meditación se ha hecho
única, se ha hecho trascendente, se ha hecho palpitante, y cada uno de
los ratos de nuestra vida, cada uno de los momentos será
solemne.
Si adquirimos este don
de la solemnidad, que es la expectación,
que es la atención, que es el amor de los unos hacia
los demás, el ser humano se liberará de karma, dejará de estar
uncido al carro que da vueltas incesantemente, a la Rueda de Samsâra de
muertes y nacimientos. Porque la prédica de Buda es hallar el
punto máximo dentro del cual la Rueda de Samsâra deja de girar y el
hombre se ve libre de la sucesión de muertes y nacimientos. Si podemos
imaginar un estado de conciencia dentro del cual no exista ni el
nacimiento ni la muerte, llegarán a la conclusión de que solamente las
energías de la paz que trae Buda son las que puedan liberarlos del
contexto. Paz que proviene de Shamballa, la paz que se halla en el
centro místico del universo y en el centro místico del planeta. Es
aquella fuerza en si, es aquella fuerza misteriosa que amalgama todas
nuestras actitudes, que convierte la historia en experiencia, y la
experiencia en liberación, y al llegar a la liberación existe el campo
de servicio, existe la voluntad de representar dignamente en la Tierra a
Dios, al Creador.
¡Que la Paz de Shamballa sea con toda la
Humanidad!