El destello de la comprensión.
6 de septiembre.
No sé si ha notado usted que hay comprensión cuando la mente está muy
quieta, siquiera por un segundo; el destello de la comprensión tiene lugar
cuando cesa la verbalización del pensamiento. Sólo experimente con ello y verá
por sí mismo que tiene el destello de la comprensión, esa rapidez extraordinaria
del discernimiento instantáneo, cuando la mente está muy silenciosa, cuando el
pensamiento se halla ausente y la mente no está agobiada por su propio ruido. En
consecuencia, la comprensión de lo que fuere, de una pintura moderna, de un
niño, de nuestra esposa, de nuestro vecino, o la comprensión de la verdad
verdad que se encuentra en todas las cosas-, sólo puede tener lugar cuando la
mente está muy silenciosa y quieta. Pero esa quietud no puede ser cultivada,
porque si usted cultiva una mente quieta, ésa no es una mente quieta, es una
mente muerta.
Cuanto más se interesa uno en algo, cuanto mayor es su
intención de comprender, tanto más simple, clara y libre es la mente. Cesa la
verbalización. Al fin y al cabo, el pensamiento es la palabra, y la palabra es
la que interfiere. La pantalla de las palabras, que es la memoria, se interpone
entre el reto y la respuesta. Y lo que responde al reto es la palabra, proceso
al que llamamos intelección. Así, la mente que parlotea, que verbaliza, no puede
comprender la verdad; la verdad en la relación, no una verdad abstracta. No hay
verdad abstracta. Pero la verdad es muy sutil [...].
Como un ladrón en la
noche, llega secretamente, no cuando uno está preparado para recibirla.
Krishnamurti.