..."Allí donde se logra la vida, se ha logrado el amor. En primer lugar el amor entre nuestros padres como hombre y mujer. Con él ha se ha iniciado nuestra vida. ¿Existe algo más grande que ese amor? Como consecuencia de ese amor ¿es posible traer al mundo algo más maravilloso que un niño? En ese amor se manifiesta esa misma fuerza creadora con la cual un espíritu eterno creó al mundo y dijo: “Qué se haga”.
¿No dijeron nuestros padres con su amor en el momento en que nosotros surgíamos de ese amor las mismas palabras que Dios: “Qué se haga”, y que tuvieron la misma influencia que cuando él dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen”?
La pregunta es: ¿Respetamos nosotros la dimensión del amor de nuestros padres como punto más alto y como meta de la creación de Dios? ¿Estamos frente a ellos con el mismo recogimiento que ante Dios?
¿Dónde se manifiestan la dimensión y el amor de Dios con mayor fuerza que en el amor de nuestros padres a través del cual ellos se convirtieron en nuestros padres?
¿Dónde se inicia entonces nuestro amor? Allí donde nuestra vida comenzó: con el amor de nuestros padres entre ellos y por nosotros, y en respuesta a su amor con nuestro amor por ellos como nuestros padres.
¿En nuestra respuesta a ellos hemos incorporado a nuestra conciencia la dimensión de su amor y la hemos realmente guardado en el fondo de nuestra alma y nuestro corazón con todas las consecuencias que tenga para ellos y para nosotros, tanto en la totalidad de su dimensión como en sus implicancias para nuestra vida futura? Si es así, qué diferente será entonces nuestra manera de vivir y amar..."
Bert Hellinger